PORTISHEAD DUMMY 1994

Hace mucho años, descubrí el disco "Dummy" de Portishead, gracias al MTV de los gloriosos años 90s. Nunca había escuchado nada así antes. ¿Qué era esto? ¿Cómo se llamaba este género? Siempre he sido un apasionado del sonido cálido y profundo que ofrece el formato en vinilo, así que decidí darle una oportunidad de esa forma.

Desde la primera vez que escuché "Dummy", quedé cautivado por la voz de Beth Gibbons y la atmósfera oscura y melancólica que se respira en cada canción. El sonido de los instrumentos es excepcional, con una combinación perfecta de rock, hip-hop, jazz y música electrónica. Los detalles y la textura que ofrece el vinilo son impresionantes, y me sumergí en las profundidades de cada canción. Estaba siendo testigo de la consolidación de un género recién nacido 3 años atrás llamado Trip Hop. La primer placa de Portishead es un verdadero deletite multinivel en vinil: El sonido frío del naciente sonido Bristol siendo reproducido en forma cálida y análogica en vinil; todo un suceso.

El primer corte, "Mysterons", comienza con un sampleo de la película de ciencia ficción "La Guerra de los Mundos", y rápidamente se adentra en un ambiente pesado y misterioso, que establece el tono para el resto del álbum. La batería y el bajo son la columna vertebral de la canción, mientras que la voz de Beth Gibbons flota por encima de todo. Las letras del álbum forman un llamado a la reflexión sobre la vida y la muerte que resuenan profundamente.

Otra de mis canciones favoritas del álbum es el single "Sour Times", que comienza con un riff de guitarra melancólico y la voz de Beth en su punto más alto. La letra habla sobre una relación tóxica y destructiva, y la música es una mezcla de trip-hop y jazz que te atrapa desde el principio hasta el final.

En general, "Dummy" es un álbum que me encanta escuchar en vinilo. La calidad de la producción es impresionantemente perfecta, y la forma en que las canciones fluyen una tras otra es la ideal. La voz única y melancólica de Beth Gibbons, acompañada por los samples cuidadosamente seleccionados por Geoff Barrow y la guitarra de Adrian Utley, crean una atmósfera hipnótica y emocionalmente intensa que me deja sin aliento siempre. A riesgo de crear polémica: después de este álbum siguió Portishead (1997), y después de eso, fue cuando el rock murió.

Carlos DuArte

Experto en técnicas de marketing digital y apasionado de la música, con una gran devoción por el sonido cálido del vinilo y un amor por el grunge de los 90s. Combina esta pasión con una perspicacia estratégica. Como en la vida real: crudeza y sinceridad. Banda favorita: “¿existe un híbrido mutante entre Pearl Jam & Pixies?”

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