THE XX. THE XX. 2009

Para compartir música favorita, solía grabar discos a mis amigos -¡en la década de los 2000 aún no existían plataformas digitales!-. En esa dinámica, nunca había conocido un álbum que a primera escucha le encantará; tanto a gente con gustos musicales exigentes (progresivo, jazz) como a gente que sólo disfruta música casualmente (pop).

Esto no quiere decir que The XX sea una agrupación en un punto intermedio de alguno de estos géneros. Es algo difícil catalogar el  pop lóbrego realizado  por estos muy jóvenes  (en 2009) ingleses del sur de Londres. Tomando en cuenta el extraño  R&B de la época, dentro del indie rock y sin dejar de lado la electrónica omnipresente, se podría trazar una definición de su sonido minimalista, a veces sombrío, sin dejar de lado su esencia pop.

Analizando los tracks del primer álbum de The XX, su belleza radica en su simpleza; los silencios en los compases de las canciones son llenados en forma oportuna por los murmullos femeninos y masculinos en la intermitencia perfecta de ambos vocalistas (Romy Madley Croft-guitarra y Oliver Sim-bajo) y por los sampleos y sonidos creados de forma sigilosa ( y muy minimalista) por Jamie Smith-productor y  Baria Qureshi-teclados y guitarra. La mezcla es tan fresca y perfecta que pareciera ser un accidente.

El productor del álbum (Rodaidh McDonald) quiso preservar el sonido minimalista de los demos, grabando siempre de noche, acoplandose en la atmósfera tranquila de las canciones con sus bellas letras de amor, sexo, oscuridad y crepúsculo.

El disco ganó en 2010 el prestigioso Mercury Prize, el premio musical anual para el mejor álbum del Reino Unido

La gran mayoría de estas canciones fueron escritas cuando sus integrantes tenían 17 años; y Romy Madley Croft declaró que ni siquiera conocía a Cocteau Twins -legendaria banda con la que fueron comparados-. 

Probablemente estábamos siendo testigos del nacimiento de un nuevo género sin saberlo aún.

Carlos DuArte

Experto en técnicas de marketing digital y apasionado de la música, con una gran devoción por el sonido cálido del vinilo y un amor por el grunge de los 90s. Combina esta pasión con una perspicacia estratégica. Como en la vida real: crudeza y sinceridad. Banda favorita: “¿existe un híbrido mutante entre Pearl Jam & Pixies?”

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